Javieradas

Las llamadas Javieradas son una tradición de Navarra que se celebra desde el año 1940. Se trata de ir caminando desde todos las villas, pueblos y ciudades de Navarra hacia el Castillo de Javier, lugar de nacimiento de San Francisco Javier.

Miles de personas de toda Navarra recorren a pie decenas de kilómetros para venerar al Santo. El origen de esta tradición se remonta a 1886, cuando se invocó a San Francisco Javier para que hiciera remitir la epidemia de cólera que asolaba Navarra, y en agradecimiento al cumplimiento de este deseo, se llevó a cabo la promesa de acudir peregrinando a Javier.

Las Javieradas se celebran, normalmente, el primer y segundo fin de semana de marzo. Dependiendo del lugar de partida, puede oscilar desde unas horas (lugares cercanos al castillo) hasta tres días en el caso de las más lejanas, como por ejemplo las gentes de la Ribera.

La ruta que normalmente utilizan los de Tudela (es el caso que nos ocupa), es: salir de madrugada, después de una misa en la Plaza nueva, cruzan el milenario puente sobre el Ebro, después de unos 13 Km. llegan a Arguedas, donde algunos que van por “libre” compran el pan tierno, almuerzan y ya se dirigen a la ermita de la Virgen de Yugo, donde es el almuerzo que prepara la organización.

Después de descansar y almorzar, se introducen en las Bardenas por el paraje llamado Landazuría, donde después de 3 horas llegan al lugar llamado “el Plano”, donde comen un buen calderete; es aquí donde se juntan casi todos los pueblos de la Ribera.

Después de comer, descansar y curarse de las ampollas, reanudan el camino.

Ya sobre las seis de la tarde llegan al Monasterio de la Oliva, donde se procede a hacer otra cura para los que lo necesiten; a dos kilómetros se encuentra el fin de la primera etapa: Carcastillo, donde normalmente se encuentra sitio para dormir en la Iglesia o las escuelas públicas.

Antiguamente, a la salida de la misa de la tarde (el mismo día que se llega) las familias del pueblo, acogían a los peregrinos en sus casas, pero por desgracia y a causa de gamberros que venían mezclados con los peregrinos, destrozaban, robaban, en las casas de acogida, esta costumbre se perdió.

Ya al siguiente día (sábado) sobre las nueve de la mañana, se dirigen por las orillas del río Aragón al lugar del almuerzo: San Isidro del Pinar, donde recobran fuerzas para afrontar Monte Peña, una etapa muy dura y a la vez hermosa, ya que durante todo el recorrido, el verde es el color dominante.

Una vez llegado a la cima se observa la sierra de Leyre, que en sus faldas se encuentra el monasterio de Leyre…. y próximo el castillo de Javier, donde llegarán el domingo. En las faldas de Monte Peña, se encuentra la Villa de Peña, donde se come.

A lo lejos se divisan ya los campanarios de Sangüesa, ciudad que se encuentra a unos 8 Km. y el final de la segunda etapa, donde se duerme…, pero de unos años a esta parte, se celebra la gran noche, donde las discotecas, bares, y demás establecimientos del gremio hacen “su agosto”, pero los verdaderos peregrinos hace horas que duermen…

Ya el domingo, se organiza el “gran” Viacrucis donde el Obispo a la cabeza, y miles de Navarros y Navarras realizan los últimos 8 Kilómetros, hasta el Castillo de Javier, donde se celebra una misa al aire libre.

Los peregrinos buscan los coches ó el autobús a donde les llevarán a sus casas, se intercambian direcciones, teléfonos con gente que han conocido durante el camino… se despiden con abrazos y se dicen:

¡¡¡ Hasta el Año que Viene !!!